DEJAME MIRARME AL ESPEJO

A lo largo de la historia se nos ha dado el privilegio a las mujeres  de ser las primeras en mirarnos al espejo.

Pero ahora te levantas de cama en la mañana y te tienes que pelear con tu marido/novio/amante para mirarte al espejo.

Un día en Milan un hombre llamado Vicenzo me invitó a cenar y «casualidad» que el restaurante estaba lleno de espejos.

Yo me encontraba en mi salsa, no hay cosa que mas me guste que poder «asegurarme» de que tengo bien colocado el cabello. 

Pero…………………. ¡Dios!, se miraba el mas que yo.

Lo siento pero no me gustó nada la experiencia, se miraba el, mas a si mismo que a mi. Me hacía sentir invisible ante sus ojos. 

Y cansada de que me hablara de perfil,llegue a creer que me hablaba con la oreja, le comenté que si quería ponía un espejo en la silla en la que yo estaba sentada, así no sufriría  una torticolis narcisista.

Será que empiezan a tener las inseguridades que llevamos padeciendo la mujer a lo largo de los tiempos?

Las mujeres siempre hemos «intentado» ocultar todos esos fallos que tenemos en nuestra anatomía, poniendo esa posturita en la cama con photoshop, depilándonos, maquillándonos y utilizando todas esas cremas milagrosas que vemos en VOGUE.

Pero sorpresa, el otro día estaba con un hombre maravilloso, depilado, musculoso en su justa medida, moreno…… mírame  y cuando le voy a acariciar la planta de sus pies…………… los esconde.                                                                Que si tengo durezas, que aún no me he hecho la pedicura…………..

Todos vosotros también habéis entrado en la tiranía física a la que estamos sometidas todas nosotras.

Bienvenidos al club, chicos, pero dejarme mirarme al espejo.